Los cócteles de boda se han posicionado como una firme alternativa a ofrecer a todos los invitados en un evento de estas características. De esta forma se consigue evitar el clasicismo de las bodas de siempre, causando un estupendo efecto entre todos los asistentes.

Cócteles para una boda

No hay nada como un clásico a la hora del aperitivo, un Negroni. Ni el tiempo ha podido acabar con él y cada vez son más bodas los que lo tienen en cuenta. Está compuesto de Campari, vermouth dulce y ginebra mezclados a partes iguales. Se acompaña en un vaso con una filigrana de naranja y tiene un sabor bastante personal.

El Daiquiri es otro de los clásicos que no pueden faltar en una boda. Está compuesto por ron blanco, zumo de limón criollo o lima y azúcar. A pesar de ser la receta clásica, siempre se pueden encontrar variaciones como el daiquiri de piña, fresa o plátano entre muchos otros.

El Margarita es un cóctel fresco, alegre y clásico, compuesto por tequila blanco, zumo de limón fresco y Cointreau (una especie de licor de naranja) El vaso debe ser aderezado con sal, lo que hace que se produzca un original contraste cuando se conecte con el dulzor del cóctel.

¿En qué boda donde haya cócteles no puede haber un mojito? Quizá los más puristas no lo llamen cóctel como tal, pero está claro que tiene una gran aceptación. Se elabora con ron, azúcar moreno, lima, hierbabuena, bitter de angostura y agua mineral con gas.

Si se busca algo fresco y con un toque tropical, la piña colada es otro de los combinados que no pueden faltar en una boda. Está compuesto de ron, leche de coco y zumo de piña. Resulta bastante dulce, pero se puede reducir esa sensación con la inclusión de pimienta de Jamaica, el resultado es sorprendente.

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